builderall


CAPITALIZAR EL ERROR HUMANO Y EL ERROR DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Aprender del fallo para no perder lo esencialmente humano - por Horacio Krell (*)

??????????


La facilidad de señalar y la dificultad de reconocer

¿Por qué tenemos tanta rapidez para detectar los errores ajenos y tan poca habilidad para reconocer los propios? No nos falta tiempo para señalar fallas, quejarnos de ellas o incluso hacerlas públicas.

¿Será que, al hacerlo, nos sentimos mejores o superiores?

Reaccionamos de inmediato cuando alguien se salta una norma, pero ¿actuamos igual cuando somos nosotros quienes la infringimos? Juzgar al otro resulta sencillo, sobre todo cuando su error nos afecta directamente. En cambio, cuando somos protagonistas del error, aparece la negación, la justificación o la búsqueda de culpables externos.

Aceptar el error con serenidad, responsabilidad y normalidad sigue siendo una de las mayores dificultades humanas.


El error como maestro

Aunque solemos rechazarlo, equivocarnos es una de las formas más eficaces de

aprender. Thomas Edison lo expresó con claridad cuando agradeció sus más de mil intentos fallidos: sin ellos, la lámpara eléctrica no habría existido.

Errar es humano. Aprender del error, un acto de inteligencia. Perdonar, un acto de

grandeza.


Decálogo de los buenos errores

Los errores se vuelven valiosos cuando se capitalizan, no cuando se repiten sin

aprendizaje:

1. Fíjate metas razonables para evitar errores groseros.

2. No temas equivocarte: concéntrate en lo que haces.

3. No te compares; genera ideas propias.

4. Si erraste, es porque aún hay algo por aprender.

5. Sé valiente: reconoce públicamente tus fallas.

6. Piensa en la meta, no en el miedo a errar.

7. Los errores son, a largo plazo, tus mejores maestros.

8. No te castigues: aprende.

9. No culpes a otros: identifica tu parte.

10. Agradece tus errores: muchos éxitos nacieron de ellos.


Cuando el error se vuelve peligroso: el mal uso de la IA

Uno de los errores más graves de nuestra época es el uso acrítico de la inteligencia artificial. Desde hace tiempo delegamos funciones en las máquinas, pero hoy delegamos algo más profundo: la tarea de pensar.

El crecimiento del contenido basura es una señal clara. Lo que antes producían los

humanos hoy lo generan algoritmos. TikTok popularizó el contenido desconectado y adictivo; su éxito fue tan grande que otras plataformas lo copiaron para no desaparecer.


Contenido falso, adicción real

Herramientas como Sora permiten crear y viralizar videos hiperrealistas con imágenes y nombres reales. Lo que antes era considerado grave hoy se trivializa como entretenimiento.

A este fenómeno se lo denomina slop: contenido basura generado por IA, adictivo, viral y casi imposible de distinguir de lo real. Se produce a escala industrial y a costo cero, con un único objetivo: retener nuestra atención durante horas.

Un caso concreto lo demuestra: durante los incendios forestales en EE. UU. (2025), circuló un video falso que mostraba el cartel de Hollywood en llamas. La

desinformación generó pánico, denuncias masivas y costos reales para los sistemas de emergencia. Ya no se puede creer en lo que se ve.


Brain rot y colapso cultural

La IA aprende de los humanos, pero los humanos consumen información cada vez más empobrecida producida por IA. El resultado es el brain rot: un cerebro atontado por la sobreestimulación vacía.

Si el sistema se retroalimenta solo con basura, el riesgo es el colapso: internet vacío de humanidad, conversaciones entre robots, manipulación de la opinión pública y desaparición de los creadores reales.


Recuperar lo que nos hace humanos

Mientras las máquinas intentan parecer humanas, nosotros corremos el riesgo de dejar de serlo. Ellas no se cansan; nosotros sí. Pero aún tenemos algo irremplazable: la capacidad de elegir.

Durante años entrenamos habilidades duras para parecernos a los robots, perdiendo las naturales: escuchar con empatía, intuir, inspirar, liderar, crear vínculos. La IA nos supera técnicamente, pero no puede ofrecer una mirada cálida, detectar estados emocionales ni construir sentido compartido.


Conclusiones: aprender del error para convivir con la IA

El desafío no es rechazar la inteligencia artificial, sino aprender de los errores

cometidos. Usar IA, sí; pero también reaprender las inteligencias blandas olvidadas. Volver a escuchar sin interrumpir, a preguntar abriendo diálogos, a contar historias que conmuevan, a cultivar una mentalidad de crecimiento.

Capitalizar el error ?humano y tecnológico? es una oportunidad histórica.


Lo valioso, en medio del cambio, es volver a ser humanos. Solo así podremos convivir con la IA sin perder lo que nos define? e incluso ayudarla a no destruirse copiando nuestra peor versión.


(*) Director de ILVEM. Mail de contacto horaciokell@ilvem.com o +5491180310301