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COMO DESARROLLAR EL EMPOWERMENT

Acceder al querer implica armonizar la vocación, el talento y el mercado laboral.
No alcanza con saber lo que se quiere, sin saber cómo conseguirlo el deseo se frustra. Lo mismo ocurre si la carrera se elige por imposición de la sociedad de consumo, la que brinda un radar para imitar a ricos y famosos pero no la brújula del autoconocimiento. La inteligencia se bloquea también por carencias. Para Nietzche los métodos son la mayor riqueza del hombre.
Un primer desajuste es la desinteligencia emocional, la falta de correspondencia entre la vocación y las emociones que se experimentan en la actividad diaria. También se bloquea el querer por falta de imaginación, o por la bohemia de calentar la pava pero no tomar el mate.
El bloqueo estratégico consiste en no saber fijar metas; el que falla al planear planea fracasar. Otro error es no saber ejecutar el plan. Se precisa aprender a aprender y a emprender.
Otra virtud clave es la inteligencia social: implica elegir bien a los que nos acompañarán en la ruta de la vida. El capital social es la sumatoria de las relaciones productivas.
Podemos seguir enumerando inteligencias pero conviene saber que el verdadero ?desarrollo? no es lo que tenemos sino lo que hacemos con eso, para poder materializar el hallazgo espiritual.
Para que el genio que llevamos dentro no se quede encerrado en la lámpara de Aladino, debemos poder crear ideas y llevarlas la práctica. Para lograrlo se necesita coaching. La educación es la industria pesada del país porque es la que fabrica los ciudadanos del futuro.
La percepción de sí mismo lo define.
Por eso es importante tomar consciencia de esa imagen y de los diálogos internos para reconciliarse con ellos. Y luego, generar la mejor conversación y los mejores pensamientos para contribuir, desde allí al bienestar emocional.
Lo que nos narramos afecta lo que somos y hacemos en la tarea diaria. El modo en que recordamos lo que hicimos, lo que vivimos o lo que hicieron con nosotros moviliza nuestro presente erosionando nuestra estima o lanzándonos a un universo de posibilidades.
Buscar acortar caminos con lectura barata no sirve.
Buscar en la lectura la respuesta sería examinar a los clásicos, sumar otros textos sobre estrategia y sobre equipos de alta competición. Tres temas que son relevantes para la inteligencia social. Esta es una mirada más de mediano plazo que evita una lectura que no sirve.
Lo que hay que entender es que cada uno tiene su estilo y lo que debe hacer es adaptarlo a la circunstancia que se vive. Más allá del estilo que se tenga, hay que incorporarle una adecuada gestión. Eso redunda en la acción que todos van a ver.
Analizar las historias vividas.
Ellas están allí, aunque no se traigan al presente. El valor de la narrativa es que permite modificar el sentimiento e influir en quienes lo rodean, tanto en lo que se dice como en la manera en que se dice porque ?todo relato es una iniciativa de liberación?.
Por eso, son poco liberadores los muchos silencios. Las experiencias pasadas pueden haber sido horribles pero cómo las rememoramos hace la diferencia. Hay quien hace del recuerdo algo que les permite mejorar su hoy y plantearse metas que lo alejen de esas situaciones.
La revisión emocional de un acontecimiento dependerá también del apoyo y acompañamiento social que se tenga y la significación que su cultura y su entorno ofrezcan a su relato, haciendo que un mismo acontecimiento pase de la vergüenza al orgullo, de la sombra a la luz. Quienes viven atados a un pasado imperfecto no consiguen habitar el presente ni construir el futuro.
La revisión de la memoria.
A veces se recuerda un pasado radiante que no volverá, que lleva a vivir el hoy como algo con poco sentido y potencialidad. ?Ya nada es lo que era?, ?los beneficios ya no son los mismos?. Es interesante, porque cuando sucedían, no se valoraban. Es ahora que no están que se los añora. Solemos valorar las cosas cuando ya no las tenemos.
El problema es cómo las memorias de lo pretérito nos contrabandean parte de nuestra felicidad actual. En no pocas situaciones, la memoria precisa ser sanada. Eso implica una reinterpretación de los sucesos. Tendemos a juzgar desde el hoy un pasado en el cual teníamos otras herramientas y estábamos en otro contexto. Una injusticia enorme con uno mismo.
Sin embargo, la memoria puede ser de una fecundidad enorme cuando traen la felicidad del pasado para enriquecer el presente. El pasado puede servirles de motivador para pensar transformaciones difíciles: ?si se pudo en aquel momento, ¿por qué no hoy??.
Mente abierta.
Precisamos hacer consciente la memoria. Traerla al hoy para que produzca algún efecto redituable. Los seres humanos toquetean la memoria y la modifican. Hacen el pasado más feliz o más traumático de lo que fue. Sin quererlo se hace trampa. Con la misma información de una vida podrían escribirse cien historias distintas: todas serían verdad. Por eso, es importante definir en qué parte de la memoria enfocarnos para contarnos el hoy.
Superarse es también narrar historias que favorezcan el cambio. Eso no significa inventar brillos falsos en los relatos, sino de creer en nuestro potencial, manteniendo la mente abierta a las posibilidades que se nos abren y abrazando nuestra identidad en constante evolución.
Lo que sigue es siempre una hoja en blanco y eso nos debe llenar de esperanza. Es la página en blanco del niño al nacer que llenará luego con lo que haga de su propia vida.
Hacer trampa. Con buenas razones para sostener su punto de vista el cerebro hace trampas, nos engaña y se engaña a sí mismo. Porque la realidad está ahí pero lo que vale es la percepción.
Y así es como nos alejamos de la realidad y de la verdad.
Las tensiones de la vida moderna generan desde neurosis hasta ataques de pánico y lo que más angustia es la seguridad de la muerte. Antes se nos atendía por partes pero ahora se evita la dicotomía mente cuerpo.
Se recobra la versión holística de la medicina hipocrática, sin olvidar la singularidad.
Las trampas mentales son, en general, los prejuicios, hábitos, emociones, que impactan al cerebro sin que nos demos cuenta y sin tomar conciencia de su existencia.
La mente juega contra la razón de diversas formas.
Somos pésimos para calcular probabilidades. El cerebro busca y cree encontrar, patrones y conspiraciones inexistentes y suele atribuirles un significado divino o cósmico, así como afirma coincidencias que no son tales y encuentra relaciones de causalidad donde hay solamente casualidad.
Cree que puede orientar los hechos en favor o en contra de lo que desea. Muestra de ellos es la importancia que se atribuye a la oración y la plegaria por la salud de un enfermo y creer que hay relación de causa y efecto entre rituales, gurúes con poderes especiales y acciones personales en resultados que son de naturaleza aleatoria.
La trampa originaria.
El sistema nervioso posee capas superpuestas. El tronco cerebral, como el encéfalo del reptil, controla los instintos y no aprende de la experiencia. Los mamíferos al procrear por parto aportaron la capa emocional. El cerebro racional, derivó del lenguaje verbal y se instaló en la corteza cerebral. El cerebro resultó de la evolución, no fue hecho para el hombre. No es tan preciso como la mano, que sustituyó por completo a la garra del animal. El animal nace perfecto, el niño débil. Su cerebro es una página en blanco a completar, y eso le permitirá elegir su futuro. La trampa mental es no saber armonizar estas tres áreas en conflicto.
La trampa cultural.
Al ponernos de pie las manos reemplazaron a la boca. El cerebro fue el símbolo intelectual y los ojos su instrumento. La zona abdominal, ligada a la naturaleza, llegó a la conciencia, por las sensaciones estomacales. Con el lenguaje surgió el mundo cultural. El hemisferio izquierdo alojó la razón y la palabra, el derecho las emociones y la intuición.
La educación se concentra en la fragmentación intelectual. Para Pascal ?el corazón tiene razones que la razón no entiende?. Mientras que la emoción te lleva a actuar, la razón te lleva a las conclusiones. La trampa mental es disociar emociones y razonamientos.
La Trampa biológica.
Hay mutaciones azarosas en los genes y luego la naturaleza elige los que poseen elementos favorables para sobrevivir, proceso conocido como selección natural. Esto sucede fuera del control consciente. La creatividad, por el contrario, genera cambios en los paradigmas. Es el equivalente cultural del cambio genético. Ciertas mutaciones crean seres que pueden descubrir cosas nuevas y al componente genético le suman lo aprendido y lo vivido.
Hay una fuerza primitiva y poderosa que tiene un rol activo para la supervivencia: es la entropía o la necesidad de conservar la energía. Es tan poderosa que precisamos el descanso, mirar una película. Ponernos en piloto automático, no gastar energía. Son instrucciones opuestas: el menor esfuerzo (entropía) y buscar lo nuevo (creatividad). La trampa es que la entropía es más potente que el placer de descubrir, aunque nos sintamos tan bien cuando aparece.
La trampa educativa.
La curiosidad está presente en todos los chicos pero el sistema educativo no le brinda oportunidades. Los genes pasan de generación en generación, los mensajes culturales se tienen que aprender viviendo. Los ?memes? son los equivalentes culturales de los genes. Una persona creativa puede cambiar un meme que cambie la cultura. Existe un costo alto para crear. Lleva esfuerzo y energía, va contra la corriente y necesita aprendizaje.
No podemos procesar información al mismo tiempo y siempre ocupados y corriendo, contamos con poco tiempo para pensar, comprometidos con trabajar para sobrevivir. La creatividad es la actividad mental a través de la cual una revelación produce algo valioso. La creatividad sucede en la cabeza y en interacción con el contexto, es un producto social más que individual. La trampa es que la rutina la traba sin darnos cuenta. La virtud de saber decidir evita la parálisis por exceso de análisis y las consecuencias negativas de las malas decisiones. Esta virtud se debilita por la arrogancia, por el desconocimiento de métodos para decidir y por la falta de incentivos.
El pensamiento natural salta directamente a la acción.
Eso puede estar bien para decisiones simples, como elegir la corbata para el traje, pero en asuntos serios o aprendemos a plantearnos el problema o resolvemos el problema equivocado. Se aprecia más al intuitivo que al analítico. El intuitivo no tiene que justificar su decisión, juzga a la gente por su cara. El mundo es resultadista pero se puede perder jugando bien. La clave es separar decisiones de resultados.
Se castiga el error.
Se premia poco al que acierta y no se castiga al que daña por no decidir. Se incentiva a no hacer. El miedo a fracasar inhibe. El que no hace no se equivoca pero tampoco aprende. El deseo nubla la razón, llegar. La sociedad de consumo ofrece un radar para imitar a ricos y famosos. Para decidir mejor hay que contar con la brújula interior que permite conocerse a sí mismo, sin esa virtud no se puede decidir con inteligencia. Para desarrollar el empowerment hace falta dotar al genio que llevamos dentro de las inteligencias complementarias.
La teoría del mostrador.
La evolución depende de la adaptación al contexto, de la calidad y el precio de los productos, de la atención al cliente. Es decir de cómo se responde a los desafíos. Había un sordo que no podía escuchar la radio y no leía los periódicos. Pero le iba muy bien. Su hijo (profesional en ciencias económicas) le explicó que el país atravesaba una gran crisis. Sordo y corto de vista, el padre lo ignoraba y actuaba según le indicaba la lógica del mostrador. Aceptó lo que le decía su ?hijo el doctor? y le hizo caso. Se achicó, podó gastos y las ventas cayeron. El padre, prestándole más atención a su hijo que al mostrador, se terminó fundiendo. Esto significa que la toma de decisiones tiene que basarse en diagnósticos realistas.
Como dijo Séneca ?no existen vientos favorables para el que no sabe a dónde quiere llegar?.