
Un paradigma es un marco de referencia que define cómo entendemos y actuamos en el mundo. Es una creencia o hábito aceptado sin cuestionamiento, una manera de hacer siempre lo mismo sin reflexionar por qué. Aunque los paradigmas proporcionan estabilidad, también pueden limitarnos. Este artículo explora cómo los paradigmas nacen, cómo perpetúan sus restricciones, y cómo pueden convertirse en trampolines para la creatividad y el progreso.
?El ser humano usa solo el 10% de sus capacidades intelectuales? es una idea tan arraigada que persiste a pesar de los avances tecnológicos y científicos. Nos invita a reflexionar: ¿Por qué aceptamos esta limitación sin actuar para superarla?
En un experimento, cinco monos aprendieron a no subir una escalera con bananas porque al hacerlo, los demás recibían agua fría. Cuando se sustituyó a los monos originales, los nuevos también evitaban la escalera, golpeando a quienes lo intentaban, a pesar de nunca haber experimentado el castigo original. Este experimento demuestra cómo los paradigmas se perpetúan por costumbre, sin razón consciente.
Durante siglos, se pensó que todos los cisnes eran blancos hasta que se descubrió un cisne negro, rompiendo un paradigma. En el ámbito económico, el concepto de ?cisne negro? describe eventos imprevisibles con gran impacto. Este ejemplo subraya que nuestras creencias pueden ser frágiles ante lo inesperado.
Urano desvió su órbita de lo predicho por la teoría de gravedad de Newton, un paradigma en su época. En lugar de cuestionar la teoría, los científicos predijeron la existencia de un planeta desconocido que causaba las perturbaciones. Gracias a cálculos precisos, se descubrió Neptuno, demostrando que los paradigmas también pueden impulsar la investigación creativa.
Como la frase ?el pez es el último en notar el agua?, los paradigmas son invisibles porque nos rodean por completo. El teclado QWERTY, diseñado para evitar atascos en máquinas de escribir mecánicas, es un ejemplo de cómo una tecnología obsoleta puede persistir por inercia.
Cuando los paradigmas no se cuestionan, restringen la creatividad y el progreso. Como observó Thomas Kuhn, un paradigma no es solo una teoría, sino una manera de ver el mundo. Dura hasta que las anomalías lo rompen, dando lugar a revoluciones científicas.
Para superar un paradigma, debemos preguntar por qué existe y cómo llegó a ser. Como en el cuento del rey desnudo, necesitamos la valentía de señalar las inconsistencias.
Propongo el ?Paradigma del 100%?, que fomenta el desarrollo integral:
1. Aprender a ser: Descubrir nuestra única individualidad.
2. Aprender a aprender: Desarrollar métodos eficaces de aprendizaje.
3. Aprender a hacer: Accionar con creatividad y propósito.
4. Aprender a convivir: Fomentar equipos basados en respeto y complementariedad.
Investigar la causa de un efecto puede revelar nuevos caminos. Neptuno fue descubierto al observar las anomalías en Urano. De igual modo, podemos explorar las desviaciones de la norma para encontrar soluciones innovadoras.
Los paradigmas no solo nos limitan; también nos desafían a pensar diferente. Como demostró David al vencer a Goliat, la creatividad puede superar cualquier fuerza bruta. Transformemos nuestras costumbres en oportunidades para innovar, cuestionemos lo que damos por hecho, y encontremos el poder en pensar por nosotros mismos. En palabras de Erich Fromm: ?La libertad solo tiene sentido si se tiene la capacidad de pensar por uno mismo?.
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