"LEYES MENTALES DE LA ATRACCIÓN","efecto placebo","AIDA","estado de flujo"
LEYES MENTALES DE LA ATRACCIÓN

Vivimos en sociedades visuales donde se lee poco y las ideas circulan por fantasías como que ser gordo deviene de tener pensamientos negativos y no por lo mucho que se come. La capacidad de fantasear genera conductas. Preocuparse puede prevenir accidentes o disparar reacciones que provocan enfermedades. Fantasear puede entonces atraer lo bueno o lo malo.
El sueño americano se basó en la libertad y en creer que la felicidad es un derecho que buscaron a toda costa. La industria de la autoayuda recauda miles de millones anuales, tantos como los antidepresivos y los estimulantes del sexo y del alto rendimiento. ¿Pero realmente funciona? Las leyes físicas de atracción. Son el pegamento que une todo en el universo, desde las galaxias hasta las relaciones. La fuerza física más poderosa funciona en la distancia más corta y mantiene unidos a los protones en el núcleo de los átomos. Sin atracción no podrían existir.
La fuerza física más débil ?la gravedad? es la más poderosa a larga distancia. La gravedad mantiene unida a las estrellas y las galaxias, mantiene en órbita a los planetas y los satélites e impide que la atmósfera de la Tierra se pierda. Sin atracción gravitacional, no habría universo.
En el reino animal, se puede ver cómo los peces retozan, los grillos cantan, las ranas croan, los pájaros pían y utilizan señales y estrategias para atraer parejas del sexo opuesto.
Los seres humanos desarrollaron leyes de atracción sofisticadas. Los atrae la bella o la bestia, el poder o la indefensión, el materialismo o la espiritualidad, la tragedia o la comedia, lo sagrado o lo profano. El poder del amor es una de las fuerzas más poderosas que impulsa los sentimientos de atracción. La química del amor existe. Emitimos y absorbemos agentes químicos sin ser conscientes. Pero somos conscientes de extrañar a quien amamos cuando no está, y podría ser la adicción a su química lo que alimenta al amor romántico.
Las atracciones humanas se complementan.
Según la teoría del ying y el yang no son estados puros; uno contiene algo del otro. La atracción tiene partes de repulsión. Es por eso que muchas historias de amor terminan en tragedias. La atracción lleva a la rutina y la familiaridad es un monstruo que devora todo. Pero estamos atrapados en redes de atracción: física, química, biológica, emocional y espiritual y también nos sentimos atraídos por la atracción en sí misma.
La manifestación. Es común escuchar que alguien se manifiesta para conseguir lo que quiere; puede ser un trabajo, encontrar el amor, tener éxito o ser feliz y tener una vida tranquila. En TikTok, el hashtag ?manifestation? cuenta con 19 billones de reproducciones. Google Trends afirma que crecieron exponencialmente las búsquedas sobre aprender a manifestar.
Sin embargo para muchas personas manifestar la realidad puede sonar hasta ridículo.
Manifestadoras, es una comunidad virtual de 300.000 personas que buscan atraer lo que desean mediante la ley de la atracción -la creencia en que una energía emitida concretamente atraerá otra energía idéntica a la proyectada-. Su teoría es que es algo propio de la vida que se realiza todo el tiempo y refleja el mundo interior. Existen métodos para conseguir aquello que se desea. Cuanta más energía se le pone a la visualización del deseo, es más posible que se haga realidad.
Le dan importancia a la unión de la mente, el cuerpo y el universo. En el siglo XIX el movimiento ?New Thought?, sostenía que los pensamientos pueden cambiar el mundo material, y colaboró con la popularización de esta idea sobre modificar la vida a través del pensamiento.
La manifestación se basa en que cualquiera puede visualizar lo que quiere, y si cree que se puede hacer realidad y actúa en consecuencia el universo se lo entrega. A mayor energía más chances hay de crearla. El universo sostiene lo que es mejor para todos, algo mayor. Pero uno debe estar convencido que se lo merece. Todos podemos crear la realidad de nuestros sueños.
Estamos todo el tiempo manifestando.
Pero pocas veces lo hacemos conscientemente. Si uno se siente bien, vibra en alta frecuencia y puede manifestar su deseo. La falta de éxito tiene como causa primaria que se puede estar bloqueando si uno no se cree merecedor de cosas buenas.
La vida es una manifestación de los pensamientos que pasan por la cabeza y los pensamientos tienen poder, aunque los resultados también dependen de las intenciones y de las acciones.
La acción de rezar sirve como herramienta para manifestar y descubrieron que las mujeres que recibieron oraciones para quedar embarazadas tuvieron casi el doble de buenos resultados.
Somos pensamientos, decimos lo que pensamos y lo hacemos. Si tu creencia es que algo no va a pasar, es posible que no suceda, hay una parte tuya en contradicción y hace que gane el miedo. Hay una terapia basada en la estimulación adecuada de los centros energéticos que ayudan a desbloquear energías. Se complementa con los pensamientos positivos y con la manifestación ya que los bloqueos de energía desencadenan el malestar físico y mental.
El efecto placebo.
Para los críticos de la manifestación se puede creer en algo falso, lograr que la psiquis lo transmita al cuerpo como energía y que éste lo acepte como santo remedio.
Es una utopía peligrosa. Dicen que una rana sumergida en una olla con agua y calentada a fuego lento se siente muy bien, se duerme y se muere porque su sistema inmunológico no detecta los pequeños cambios. En cambio una rana arrojada al agua hirviendo salta y salva su vida.
Usar el placebo puede funcionar si lo acompaña un plan. Pero hay que creer en él y que no surjan el miedo, la vergüenza o la desconfianza. Alguien puede decir soy rico pero su mentalidad ser perdedora. Tampoco funciona si el placebo contraria los valores.
El enfoque positivo puede curar. La confianza en el placebo, la píldora mágica con poder curativo. El cerebro recuerda y lo asocia con algo que alguna vez lo curó y eso facilita la cura. Lo que contradice al efecto placebo son las estadísticas: sólo funciona en algunos casos.
Las personas se dan cuenta de que funciona porque empiezan a sentirse bien y vuelven a tener energía y ganas de hacer. Es un cambio interno y con la perseverancia se palpa en la realidad. La dieta mental es ser consciente de los pensamientos, observarlos, identificarlos y cambiarlos por pensamientos mejores. Es una práctica que hay que hacer conscientemente como modo de vida. Cuando se aprende a manifestar, todo cambia. El ambiente externo en el que se vive refleja la energía y el nivel de consciencia que se tiene. Progresivamente esa energía empieza a atraer un nuevo conjunto de experiencias como resultado. Somos co-creadores de nuestro destino, tenemos el poder de crear y manifestar. Podemos enviar nuestras peticiones al Universo, como si estuviéramos enviando un deseo y viéndolo regresar a nosotros mismos.
El poder relativo de la intención.
Los críticos dicen que nos hacen creer que el pensamiento positivo todo se logra. Pero la intención requiere una actitud firme, no dudar de lo que se quiere ni ponerle trabas. La claridad, la sinceridad y el coraje se precisan para lograr un cambio.
Hay trabas como ?Lo deseo pero no es sencillo? o ?Quiero otro trabajo pero no me animo?.
El factor clave de la atracción es la intención. Esto significa activar y poner el foco en hacer todo para que ocurra, sea lo que sea. A la intención la sigue atención. Es hacer visible el interés en lo que conduce hacia la meta, en activar la observación y buscar oportunidades.
Un interés genuino sube la energía. Si es baja no se atrae lo deseado y se lo aleja. Atender es hacer lo que el universo permite, el límite lo pone la realidad. El universo no propone lo imposible. Con la intención sola no basta. La naturaleza decide pero precisa cierta temperatura, cuidado y riego, lo mismo precisan la intención y la atención para lograr que algo suceda.
La atención es la variable principal del presupuesto cognitivo. No se mide en $ sino en tiempo y energía. La principal inversión del ser humano es hacia dónde dirige su atención.
AIDA.
Es un método para llamar la Atención, mantenerla despertando el Interés, hacerla crecer generando el Deseo y luego pasar a la Acción. La Atención es sinónima de regalo, un presente, porque se da en el aquí y el ahora y no como en la memoria que ocurre antes o en el proyecto en el que sucede después. Atención es también tener cuidado y descubrir oportunidades.
El psicoanalista usa la atención flotante y detecta lo oculto detrás de las palabras. Eficiencia es hacer las cosas bien, eficacia es hacer lo correcto. Hay que poner atención en lo que tiene valor. La Ley de Murphy afirma que lo que puede salir mal va a salir mal, y la Ley de la atracción que lo que pensamos se hace realidad. Pero de leyes sólo tienen el nombre ya que la hipótesis científica debe ser verificable y cae ante un experimento que pruebe lo contrario. Mientras que un logro se prepara, un accidente es fortuito. La prevención disminuye los errores. El que falla al planear planea fracasar. El plan debe ser flexible y controlarlo para poder cambiar.
La ley de atracción modificada.
Las creencias suelen paralizar el pensamiento. Hay que atender a lo nuevo para abrirse a creencias alternativas. El pensamiento positivo no debe renegar de la realidad ni la visualización creativa hacer que el paciente se olvide de tomar sus remedios. No basta con desear algo para que suceda. Se puede enfatizar lo positivo y sentirse realizado, o tener malas experiencias sin sentirse fracasado y estar en mejores condiciones de aplicar la ley. Para lograr que la atracción funcione. 1. Acepta los errores y defectos sin jactarse de ellos. 2. Adopta una actitud optimista, aprende de las buenas y de las malas. 3. Se realista, ten los ojos en el cielo y los pies en la tierra. 4. Observa lo que pasa y lo que se oculta a la mirada. 5. Agradece lo que tienes. 6. No prejuzgues. 7. Sueña razonablemente y relajado. 8. Haz algo concreto para alcanzar tu meta. 9. Fabrica ideas y relaciones productivas. 10. Tómate la vida con una sonrisa.
Ser pesimista en el pensamiento y optimista en la acción.
Al error se lo oculta como fatalidad, desgracia, tragedia, o mala suerte. Hay que construir la cultura de la prevención.
El antídoto contra la ley de Murphy es ser previsor en los detalles. Lo negativo tiene su lado positivo y viceversa. Quien no enfrentó retos, no está preparado para afrontar desgracias.
El secreto es saber afrontar las adversidades y servirse de ellas. Resiliencia es la capacidad de superar sucesos traumáticos y salir fortalecido.
No todo es por plata.
Hacer lo que te gusta puede no rendir en dinero pero te produce bienestar. Despertar con entusiasmo y ganas de vivir es la clave de la inteligencia emocional.
El estado de flujo sucede cuando el cuerpo y la mente se alinean en un esfuerzo voluntario para lograr algo que vale la pena. Las experiencias previas no siempre son agradables, son piedras necesarias en el camino. Romper con cábalas es empezar a vivir. La alegría está en los logros, en la emoción del esfuerzo creativo y estratégico. No en el dinero.
El pensamiento se cristaliza con la acción. No hay peor intento que el que no se realiza. Así como no admitimos que un edificio se construya a ojo, no dejemos las cosas libradas al azar. Planear no es un don que se lleve en la sangre. No hay vientos favorables si no sabes a dónde quieres ir. Un buen plan no registra prioridades en la agenda, adapta la agenda a las prioridades.
Construye buenos proyectos. Inteligencia no es sumar inteligencias sino organizarte para desarrollar el capital, gestionando tu capacidad y la ajena para promover el bienestar.
El azar sólo favorece a las mentes preparadas.
El optimista aplica el principio de Pandora según el cual la esperanza es el antídoto contra todos los males y aprende a volcar las situaciones a su favor. Se capacita pues las olas y el viento siempre están del lado del marinero más capaz. Tampoco rebaja la claridad de su visión porque todo favorece al que conoce a qué puerto quiere arribar. No hay buena suerte para el que no aprende a conocerse a sí mismo. Concentrarse en metas falsas hace contraer una deuda con el ?banco interno?, que es el que presta la energía. Si este compromiso no se cumple la deuda se paga con estrés y se la llama mala suerte. Sobre el futuro podemos elegir un rol pasivo y convertirnos en hojas arrastradas por el viento, o transformarnos en arquitectos creadores de nuestro propio futuro. Mientras el pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie y el realista ajusta las velas.
Y todos juntos atraen al futuro que quieren promover.